El pasado 28 de junio, Getxo volvió a teñirse de rosa. Por tercer año consecutivo, la travesía solidaria Arriluze Txallenge reunió a nadadores y nadadoras con el objetivo de dar visibilidad a las leucodistrofias, recaudar fondos para su investigación y rendir homenaje a todas las personas afectadas por estas enfermedades poco prevalentes y devastadoras.
La prueba arrancó frente al emblemático edificio de Arriluze, con entrada al mar desde el pantalán de hormigón. Desde ahí, los participantes bordeaban el contramuelle en un recorrido de aproximadamente 3.000 metros. La travesía, además de solidaria, es única: es el único momento del año en que puede cruzarse a nado la desembocadura del Abra, zona habitualmente restringida por su actividad portuaria. La llegada a la playa de Ereaga estuvo cargada de emoción. No solo por el esfuerzo físico o por la belleza del entorno, sino por todo lo que representa esta travesía: visibilidad, lucha y comunidad.
Detrás de este evento hay una historia personal que lo impulsa todo: la de Borja, diagnosticado con adrenoleucodistrofia a los 18 años. Su amor por el deporte no se apagó con el diagnóstico. Al contrario: sigue practicando natación, senderismo, ciclismo y, sobre todo, sigue inspirando. Junto a Swim Camp Getxo, Borja decidió transformar su historia en motor de cambio y dar forma a esta travesía solidaria que ya se ha convertido en una cita imprescindible.

Este año, gracias a todas las personas participantes y colaboradoras, se logró recaudar 7.715 euros, que fueron entregados a Borja y su madre, Elena, en un acto cargado de emoción y agradecimiento. Pero si algo brilló entre las olas, fueron las gorras rosas de los nadadores, un símbolo visible y potente de esta causa.
Una de las grandes novedades de esta edición fue la participación de personas con discapacidad, reafirmando que la inclusión también nada a nuestro lado. . Además, como broche final, se organizó una entrega de premios en el parking de las Galerías Punta Begoña, seguida de un sorteo de regalos y un conciertazo en directo de Still River, que puso música al cierre de una jornada inolvidable.
El evento volvió a contar con el apoyo imprescindible de colaboradores, patrocinadores y voluntarios, sin los cuales nada de esto sería posible.
El Arriluze Txallenge 2025 fue, una vez más, mucho más que una prueba deportiva. Fue una ola de solidaridad, comunidad y compromiso que sigue creciendo cada año.