Julio Pancorbo padre e hijo, forman un tándem excepcional.
Equipo Julios: Dos peregrinos excepcionales!
A pesar de que Julio hijo, padece una Leucodistrofia (Pelizaeus Merzbacher), padre e hijo están acostumbrados a hacer muchos kilómetros juntos, pues tienen entre sus aficiones correr.
Había ganas de hacer el Camino de Santiago desde hacía tiempo.
A raíz de un cambio en la circunstancia laboral de Julio padre y habiendo pasado el año de pandemia, sabiendo qué quería hacerlo, sin saber bien por qué, no lo pensaron más y dijeron… adelante.
Asesorados por el fisio de Julio hijo y la Asociación Camino de Santiago de Jaén en los temas técnicos del camino (albergues, etapas etc.) el domingo 27 de Junio iniciaron su aventura.
Antes hubo que pensar y preparar todo lo necesario que debían llevar.
Un peregrino sin necesidades especiales debe llevar pocas cosas para ir lo más ligero posible pero un peregrino como Julio JR, precisa llevar una serie de cosas imprescindibles (pañales, esterilla para cambios, medicaciones, alimentaciones especiales…) y había que pensar bien cómo acomodar todo aquello, por ejemplo haciendo paquetes individuales de cuatro pañales para cada día y así llevarlo lo más organizado posible.
Julio padre no era consciente de la magnitud del viaje que iba a emprender...
El primer día cuando llegaron a O Cebreiro, que les recibió con un ambiente lluvioso que no le dejaba ver a 10 metros, le sobrevinieron todos los miedos, incertidumbres y nerviosismo al pensar en las dificultades del camino. Así que se dijo “venga, vamos para fuera Julio” y comenzaron a caminar.
La iglesia Románica de O Cebreiro y su párroco fueron la primera sorpresa.
La iglesia preciosa y su Párroco emocionado al ver a esos dos peregrinos especiales, le dijo a Julio padre que quería, y si se lo permitía, darles la bendición y unos regalos, entre ellos un diploma.
Empezaron etapa, “con más miedo que vergüenza”. Etapa dura, cuestas pronunciadas en puerto de Poio y el temor de que se le viniera la silla encima en una de ellas, pero encarando la última vieron el bar del pueblo y… se les iluminó la cara. ¡Prueba superada! El bar con su sofá cerquita de chimenea prendida fue muy reconfortante, les dio aliento para las grandes bajadas que les esperaban hasta llegar a Triacastela. Tramo duro. Primera noche en albergue bastante adaptado y con baño privado, hicieron que Julio padre se tranquilizará un poco ante lo que les quedaba por recorrer.
La segunda etapa...
La segunda etapa, de Triacastela a Sarria no estuvo exenta de dificultad pero a la vez de buenas anécdotas.
Caminaban bordeando la carretera, el camino de tierra era estrecho y debido a la lluvia, llegó un momento en que el camino había desaparecido. Dos ciclistas que pasaban por allí, se pararon, bajaron y ayudaron a Julio a pasar la silla de su hijo y salir a carretera.
Caminando por carretera… un coche de la G.C les adelantó y unos metros delante de ellos, se pararon. Julio pensó “ya la hemos liado, a ver ahora que me van a decir los agentes” por aquello de ir por carretera con la silla pero lejos de reprenderlos, les regalaron chaleco reflectante y quisieron hacerse una foto con el “equipo Julios”.
En Samo, pincho de tortilla de rigor, que a Julio hijo le apasiona y por la tarde a continuar camino.
Se suma una dificultad y por supuesto una solución a ella…
Volcó la silla pero un grupo de cuatro mujeres y dos hombres de Madrid, a los que anteriormente había pedido que les hicieran foto a padre e hijo, en cuanto lo vieron salieron en su ayuda, pusieron silla y ocupante correctamente y continuaron camino Juntos.
Llegados a Sarria junto con el grupo Madrileño, se sentaron todos a tomar un refrigerio y el grupo de Madrid empezó a interesarse por conocer la enfermedad de Julio y sobre el trabajo que realiza nuestra Asociación. Resultaron ser un grupo de compañeros de trabajo de una multinacional con sede en Madrid (CDS Hewlett Packard Enterprise) y gracias al interés que despertaron los Julios en estas personas…. La empresa ¡va a realizar una acción solidaria con nosotros!
En la fonda en la que estaban tomando algo, su dueña al conocer la historia de Julio y nuestra Asociación, no quiso cobrarles lo consumido y dijo que lo ingresasen como donativo para la lucha contra las Leucodistrofias. ¡Gracias Isabel!
El albergue de Sarria no estaba demasiado bien adaptado pero sí que los que lo gestionaban intentaron darles todo tipo de comodidades.
Y un día más.
Camino de Sarria a Portomain
El camino de Sarria a Portomain no fue demasiado complicado, excepto porque al llegar a un río, el puente era tan estrecho que no daba el ancho de la silla, así que ni cortos ni perezosos los Julios decidieron cruzar el río directamente por el agua.
En esta etapa conocieron a un grupo de peregrinos Franceses que traían a cuestas la imagen de la Virgen de Lourdes, quisieron compartir una oración con padre e hijo y les regalaron medalla de la Virgen.
El albergue en Portomarin era “tipo Militar” con unas 300 literas. Estaba repleto de chavales de la edad de Julio hijo más o menos 17 años, se podría pensar que tanto chaval junto iba a ser difícil de manejar pero… nada más lejos de eso. Educados y a las 23h todos durmiendo.
El quinto día...
El quinto día en Palas de rey se encuentra nuevamente con el grupo de peregrinos madrileño y comparten otra vez camino y conversación.
De Palas de Rey a Arzúa nada más y nada menos que 30 Km de etapa. Llegaron cansados y el albergue donde dormían estaba realmente mal adaptado.
Nuevamente lo malo del albergue lo compenso la amabilidad y lo servicial que era la persona que lo llevaba. Reconociendo las deficiencias no quiso cobrar a Julio hijo su estancia y le buscó otro albergue para la noche siguiente en Pedrouzo, puesto que el Albergue que habían reservado era conocido por Ana, la chica que llevaba el de Arzúa y les informó que todavía estaba peor adaptado que el suyo.
Casi en Santiago
En Pedrouzo, el penúltimo día, ya estaban las emociones a flor de piel.
En la misa del Peregrino dos mujeres francesas dedicaron unas palabras llenas de amor a Julio y les caló hondo.
Durante la cena y charlando con la camarera Julio padre se dio cuenta que “había dejado atrás lo difícil” y se dijo: Lo hemos conseguido.
A pesar de que quedaba la entrada triunfal a la plaza del Obradoiro, sintieron que el reto personal que se habían propuesto estaba casi a punto de finalizar.
Y por fin... Santiago, Un momento único.
Y por fin, Santiago. A la entrada a la plaza, un poco en estado de shock, no podían articular palabra por la emoción.
Todo el mundo los paraba y hablaba con ellos, y cuando fueron a recoger la Compostela, todas las personas que estaban en el pasillo les dedicaron un gran aplauso y vítores.
Un momento único, irrepetible, muy emotivo, que hizo brotar alguna lágrima a más de uno.
Este viaje lo recordarán toda la vida e inspirará a más de uno para no rendirse en los retos de superación que se propongan en su vida a pesar de las dificultades que se puedan presentar durante el camino.
Durante el camino se han cruzado con otras personas, que también padecían otras enfermedades raras, como el chico de Cantabria con un hijo afectado que se interesó mucho por la experiencia y por la silla, al igual que el abuelo Argentino con nieta con Síndrome de Rett que incluso fotografió el carro de Julio para enseñarselo a su yerno, ya que le gustaba mucho correr.
Lo peor y lo mejor de la experiencia
Preguntamos a Julio Padre por lo mejor y peor de la experiencia, lo tiene claro.
Lo peor: lo poco adaptado que está el camino para las personas con necesidades especiales y movilidad reducida. Como él mismo dice: “entiendo que el camino no va a estar alicatado, pero sí adaptado de verdad”.
Lo mejor, sin duda, LA GENTE (Antonio, Cristina, Víctor, Alex, Celia…… un cariñoso saludo desde estas líneas para todos ellos) interactuar con las personas, el camino saca lo mejor de cada uno.
Además, la soledad con tu hijo, compartir esos paisajes y silencios y sobre todo… la satisfacción de cumplir un objetivo.
Desde aquí Julio padre quiere reivindicar el lugar de estas personas grandes dependientes. Su discapacidad no les hace diferentes al resto. “no son un trasto, él siente y disfruta igual de un paisaje, de una conversación, de una chica guapa” “estos críos son el paradigma del Carpe Diem, sólo viven el presente, tienen la cabeza sólo en ese momento y una buena sensación que tengan la disfrutan al 100%, así que… si Julio hijo quería hacerlo… por qué no lo iba a hacer? “ “Te dicen que no puedes hacer tantas cosas….”
El equipo Julios, no necesitaba que fuera año Jacobeo para conseguir su indulgencia. Ellos, con su actitud, cada día la ganan.
Haciendo El camino han demostrado a ellos mismos y al resto del Mundo, que “querer es poder” no es sólo una frase hecha.
Desde la Asociación Ela España queremos darles las gracias por infundir esperanza a todos los afectados por Leucodistrofia, y demostrarnos que la vida se disfruta más si cabe cuando se aceptan las circunstancias y retos que se nos presentan cada día.